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LOS APUNTES DE FILOSOFÍA


APUNTES DE FILOSOFÍA PARA LOS ALUMNOS DE FERNANDO PUYÓ


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UNIDAD 3. LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

FILOSOFÍA – 1º DE BACHILLERATO

UNIDAD 3. LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

1. El conocimiento científico
– El origen de la ciencia y su desarrollo
– La clasificación de las ciencias
– Los componentes de la ciencia


2. El método científico
– El método deductivo
– El método inductivo (y objeciones al mismo)
– El método hipotético-deductivo



3. El optimismo científico y sus límites
– La cuestión de la demarcación
– El progreso de la ciencia
– Los límites de la ciencia


FUENTE principal para la elaboración de los apuntes:
Juan Méndez Camarasa et al., Filosofía 1, Edebé, Barcelona, 2016.
César Tejedor Campomanes, Introducción al pensamiento filosófico, SM, Madrid,
1996.

Unidad 3: «La filosofía de la ciencia» (apuntes en PDF) Unidad 3: «La filosofía
de la ciencia» (actividades en PDF)


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Dexter’s Lab

1. El conocimiento científico

Seguro que has oído muchas veces la expresión «esto está científicamente
probado»; o «se ha publicado un estudio científico que dice que no es bueno
comer tal o cual cosa». Con estas expresiones se da a entender que nos hallamos
ante un conocimiento verdadero y que ha sido demostrado. Pero, ¿qué tiene la
ciencia de especial para haber obtenido tan alta consideración? En este
tema/vídeo vamos a tratar de responder a esta pregunta, indagando en eso que
llamamos ciencia, en su historia, su actividad y los tipos de explicaciones que
nos ofrece. ¡Quédate, que seguro que no te arrepientes!

– El origen de la ciencia y su desarrollo

El cielo estrellado o el movimiento del Sol, la Luna y los planetas motivaron
muchos interrogantes entre las primeras civilizaciones. Podemos decir que la
ciencia surgió cuando el ser humano tuvo la convicción de que los fenómenos
naturales podían integrarse en un sistema ordenado y coherente. De esta manera,
iban perdiendo su apariencia azarosa y se convertían en inteligibles para la
mente humana.




Carl Sagan, Cosmos (Capítulo 7 – El espinazo de la noche, min. 15:54)



Como vimos en el primer vídeo/tema de los apuntes de filosofía de 1º de
Bachillerato, en el siglo VI a. de C. nació, en Grecia, una nueva forma de
abordar cuestiones como la constitución y el origen del universo. La ciencia y
la filosofía surgieron de una misma actitud crítica e indagadora frente a la
realidad y, en un principio, eran disciplinas indistinguibles.



Sin embargo, la ciencia se independizó de la filosofía y empezó a desarrollar
unos métodos propios durante un período que conocemos como Revolución
Científica, el cual abarca los siglos XVI y XVII (Kepler, Galileo, Newton…).
Entonces se asentaron las bases para una nueva ciencia y cambió la imagen que se
tenía del mundo.

Steven Shapin, La revolución científica, traducción de José Romo, Paidós,
Barcelona, 2000, p. 17

LA CIENCIA ANTIGUA

Los primeros filósofos griegos intentaron sustituir el antiguo saber de la
humanidad -los mitos- por un saber racional, al cual Platón llamó episteme
(ἐπιστήμη), «ciencia».



Wiktionary, the free dictionary José M. Pabón, Diccionario Manual Griego. Griego
clásico-Español, Vox – Lenguas Clásicas, Madrid, 1967, p. 242 (Mirar el alfabeto
griego AQUÍ)

Aristóteles desarrolló y modificó la concepción de su maestro Platón:

Aristóteles, Analíticos segundos, en Tratados de lógica (Órganon) II, traducción
de Miguel Candel Sanmartín, Editorial Gredos, Madrid, 1995, I, 2, 71b 9-23 (p.
316) Aristóteles, Analíticos segundos, en Tratados de lógica (Órganon) II,
traducción de Miguel Candel Sanmartín, Editorial Gredos, Madrid, 1995, I, 33,
88b 30-35 (p. 389)

Simplificando un poco la cuestión, podemos decir que la ciencia para Aristóteles
exige:

 1. demostración deductiva necesaria: partiendo de unas proposiciones o de unas
    «cosas» (de unos hechos) verdaderas llegar necesariamente a una conclusión
    verdadera que explique determinados hechos. La ciencia es «el conocimiento
    de las causas«.
    
    
    
    Aristóteles, Analíticos segundos, en Tratados de lógica (Órganon) II,
    traducción de Miguel Candel Sanmartín, Editorial Gredos, Madrid, 1995, II,
    11, 94a 20 (p. 412)
 2. conocimiento de la esencia de las cosas, conocer qué son las cosas

Aristóteles, Metafísica, edición trilingüe a cargo de Valentín García Yebra,
Editorial Gredos, Madrid, 1998, pp. 342-343 (VII, 6, 1031b 7)



LA CIENCIA MODERNA

Este concepto de ciencia será recogido por la filosofía medieval pero entrará en
crisis en la época moderna: a partir del siglo XVII se adopta una nueva
concepción: el mecanicismo. El mundo es ahora concebido como una gran «máquina»,
esto es, como un conjunto de corpúsculos dotados de extensión en movimiento (y
«fuerzas» que los mueven). Quedan excluidas de la ciencia, pues, las esencias,
las cualidades y las finalidades, lo que supone la negación de la existencia de
entidades espirituales.




 Explicación del mecanicismo cartesiano (minuto 18:53) en Bernt Amadeus
Capra, Mindwalk (1990)



Asimismo, y a consecuencia de la crítica demoledora que realizó el filósofo
David Hume (1711-1776) al concepto aristotélico de «causalidad», la ciencia
deriva hacia un «fenomenismo«: no es posible descubrir las causas reales de la
«producción» de los fenómenos, ni tampoco establecer «causas necesarias» entre
ellos. El campo de la ciencia queda limitado a los fenómenos y sus leyes,
entendidas estas últimas como regularidades (solo probables) de los fenómenos
mismos.




Grandes ideas de la filosofía – La filosofía de la ciencia (en el minuto 19:15
se habla de la crítica humeana mencionada arriba)



El filósofo Auguste Comte (1798-1857) explicará, dos siglos más tarde, esta
transformación:

Auguste Comte, Discurso sobre el espíritu positivo, traducción de Eugenio Moya,
Biblioteca Nueva, Madrid, 1999, p. 77 (se puede consultar otra versión del texto
AQUÍ)

LA CIENCIA ACTUAL

En la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, nuevos acontecimientos
modifican el panorama de la ciencia: por un lado, aparecen las llamadas ciencias
humanas -historia, geografía, sociología, psicología, etc.-, las cuales parecen
ser de «otro tipo» que las ciencias naturales; por otro lado, el mecanicismo
anterior es sustituido por la nueva física, que introduce conceptos
revolucionarios (relatividad, «cuantos», etc.) y acaba con el determinismo de la
antigua física.

José Manuel Sánchez Ron, «La ciencia del siglo XX: ciencia, política y
sociedad», en VVEE, El siglo XX: mirando hacia atrás para ver hacia delante,
Fundación para el análisis y los estudios sociales, Madrid, 2001, p. 289 Ibídem,
p. 296

¿Cuál es, entonces, el concepto actual de la ciencia? Alan Francis Chalmers -en
un libro titulado ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?– afirma sorprendentemente
que no hay tal cosa llamada «ciencia», es decir, que no es posible decir qué es
la ciencia de un modo unívoco, dada la enorme diversidad de ciencias existentes
hoy día: «no hay una sola categoría de ciencia… ni es posible fijar los
criterios que deben ser satisfechos para que un área de conocimiento sea
considerada aceptable o científica«.

Alan F. Chalmers, ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, traducción de Eulalia Pérez
Sedeño y Pilar López Máñez, Siglo XXI, 1984, p. 230

– La clasificación de las ciencias


Ya desde la época de Platón se han hecho ensayos de clasificación de los
distintos saberes. Actualmente, la siguiente clasificación es aceptada por la
mayoría de los autores:





Este cuadro es incompleto y se encuentra sometido a revisiones constantes, dada
la aparición de nuevas ciencias y la evolución de las ya existentes. Además,
habría que añadir también las llamadas ciencias aplicadas: la pedagogía, la
medicina, etc.

Parece, visto lo visto, que no es posible dar una definición breve de la ciencia
que abarque toda su diversidad y en la que todo el mundo esté de acuerdo. Pero
sí que se puede hablar de ciertas características comunes a toda ciencia, con el
fin de que no llegar al extremo de hacer pasar cualquier cosa por «conocimiento
científico». Así, en principio, solo puede ser llamado «ciencia» un conjunto de
conocimientos que posea, al menos, las siguientes características:



a) Estar formulado en un lenguaje riguroso y frecuentemente formalizado;
b) Constituir un conjunto sistemático de enunciados;
c) Integrar diversos tipos de constructos (como leyes, teorías y modelos)
d) Haber sido elaborado conforme a una metodología adecuada;
e) Poseer coherencia interna y (en las ciencias empíricas) contrastabilidad
empírica.
f) Poseer objetividad y comunicabilidad;
g) Ser susceptible de continua autocorrección…

Mario Bunge, La ciencia. Su método y su filosofía, Editorial Sudamericana,
Buenos Aires, 2001, p. 11

– Los componentes de la ciencia


Frecuentemente, la ciencia nos produce un sentimiento de extrañeza: lo que dice,
la forma en que lo dice, parece «rara». Los científicos parecen hablar, en
ocasiones, de un mundo diferente al mundo que experimentamos diariamente el
resto de personas.

Arthur Stanley Eddington escribió al respecto un famoso pasaje en el que
diferencia la mesa «familiar» y la mesa «del científico»:

(Arthur Eddington’s 1927 Gifford Lectures. Introduction). SIR A. S. EDDINGTON.
THE NATURE OF THE PHYSICAL WORLD. CAMBRIDGE AT THE UNIVERSITY PRESS. 1948
(Electronic Edition)

Estoy familiarizado con una de ellas desde mi más tierna infancia. Es un objeto
común dentro de ese ambiente que llamo mundo. ¿Cómo voy a describirla? Tiene
extensión, es hasta cierto punto permanente; noto que su superficie está
pintada, pero que ante todo es substancial. […] La mesa número 2 es mi mesa
científica. Mi conocimiento de ella es más reciente que el de la otra mesa y por
eso no me es tan familiar. No pertenece al mundo antes mencionado […]. Mi mesa
científica es casi toda vacío. Desparramadas en ese vacío hay numerosas cargas
eléctricas moviéndose a gran velocidad, pero su volumen conjunto no alcanza
siquiera una trillonésima parte del volumen de la mesa. Dicha mesa sostiene mi
papel de escribir en forma tan satisfactoria como la mesa número 1, pues cuando
dejo el papel sobre ella las minúsculas partículas golpean su parte inferior de
tal suerte que el papel queda mantenido en suspenso a un nivel aproximadamente
constante. […].

Arthur Eddington, La naturaleza del mundo físico, Sur, Buenos Aires, 1938, pp.
13-17 («Eddington y las dos mesas», artículo del blog «Pseudópodo»)



El científico intenta perfeccionar nuestro conocimiento buscando la explicación
de los fenómenos observados y para ello crea un lenguaje artificial que
garantice la objetividad y precisión de sus conceptos, leyes y teorías:

«Concepto», en Jacqueline Russ, Léxico de filosofía. Los conceptos y los
filósofos en sus citas, Akal, Madrid, 1999, p. 69
 * Conceptos: son los términos específicos de cada ciencia. Deben estar
   perfectamente definidos y puede hablarse de tres tipos:

José A. Díez y C. Ulises Moulines, Fundamentos de Filosofía de la Ciencia,
Ariel, Barcelona, 1997, p. 91

 

– Clasificatorios: permiten organizar la realidad en conjuntos o grupos. Así,
mediante los conceptos procariota y eucariota clasificamos las células, según
posean o no núcleo.

VVAA, Ciencias Naturales, 3º BUP, Santillana, Madrid, 1996, p. 122 Jesús
Mosterín, «La estructura de los conceptos científicos», Investigación y ciencia,
núm. 16, 1978 (también en Jesús Mosterín, Conceptos y teorías de la ciencia,
Alianza Editorial, Madrid, 2016, pp. 19-20)



– Comparativos: permiten ordenar gradualmente los objetos de un conjunto. Por
ejemplo, mediante el concepto de dureza establecemos una gradación en el
conjunto de los minerales.



– Métricos: permiten medir numéricamente propiedades de los objetos. Así, para
medir la longitud o la masa de un cuerpo, empleamos conceptos
como metro o kilogramo.

 * Leyes: son los enunciados básicos del conocimiento científico. Lo ideal es
   que el conjunto de leyes forme un sistema axiomático (deductivo). Las leyes
   usan conceptos que han sido definidos previamente de forma precisa.
   Determinan de forma universal una regularidad de la naturaleza.

FISICALAB: Ley de Gravitación Universal Javier Echevarría, Filosofía de la
ciencia, Akal, Madrid, 1995, p. 163
 * Teorías: La ciencia pretende explicar ámbitos de la realidad lo más amplios
   que sea posible. Por esta razón, las leyes científicas se dan interconectadas
   unas con otras, formando sistemas compactos, coherentes y sistemáticos, a los
   que llamamos teorías científicas. Las teorías científicas pueden ser
   imaginadas como redes que nos permiten «apresar» la realidad.

Karl.R. Popper, La lógica de la investigación científica, traducción de Víctor
Sánchez de Zavala, Tecnos, Madrid 1980, p. 57

2. El método científico

Morris Cohén y Ernest Nagel, Introducción a la lógica y al método científico,
Buenos Aires, Amorrortu, 1990, 2 vols (vol. 2, p. 232)

En cierto sentido, lo que distingue a la ciencia de cualquier otra forma de
saber es la posesión de un método de investigación. El método científico es el
procedimiento que siguen los científicos para alcanzar el conocimiento. En el
desarrollo de la actividad científica se emplean distintas formas de
argumentación, como son la deducción y la inducción. El método que actualmente
define de forma más adecuada la actividad científica se conoce como método
hipotético-deductivo.

https://www.elesapiens.com

– El método deductivo

La deducción es un razonamiento que permite derivar de una o varias
proposiciones dadas (llamadas «premisas«), otra proposición (llamada
«conclusión«) que es su consecuencia lógica necesaria. La deducción procede,
generalmente, de lo general a lo particular, por lo que puede decirse que se
trata de un procedimiento opuesto a la inducción. Si las premisas son ciertas,
al razonar correctamente tenemos la seguridad de que la conclusión se ha de
cumplir también. Por tanto, si partimos de datos que sabemos que son verdad, la
deducción nos ofrece la certeza de que el enunciado final ha de ser verdadero.

Sin embargo, el método deductivo no permite ampliar conocimiento, pues en
realidad se limita a hacer explícita información que ya se encontraba implícita
en las premisas. Por ejemplo: «Todos los gatos maúllan; Félix es un gato; Félix
maúlla». Como puede observarse, lo que se concluye está ya contenido en las
premisas: así, inferimos que Félix maúlla sobre la base de que en las premisas
se nos ha afirmado que «Todos los gatos maúllan».


– El método inductivo (y objeciones al mismo)

El razonamiento inductivo consiste en alcanzar una tesis general a partir de un
conjunto de casos concretos. En la inducción se pasa, por tanto, generalmente,
de lo particular a lo general. Es lo que se suele creer que hacen los
científicos: observar hechos y a partir de ellos «sacar» leyes.

«Argumento inductivo», en Conocimientos fundamentales de filosofía, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2006
(http://www.conocimientosfundamentales.unam.mx/vol2/filosofia/anexo/t01/010402.html)

El método inductivo tendría las siguientes etapas:

 1. Observar y registrar todos los hechos, de un modo objetivo y libre de
    prejuicios: los hechos «brutos», tal cual son «en sí mismos». Las
    observaciones se deben repetir en una amplia variedad de condiciones.
 2. Comparar y clasificar los hechos para poder hacer generalizaciones (en esto
    consiste la inducción) que se refieren a las relaciones causales entre los
    hechos. Tales generalizaciones son consideradas como leyes (enunciados que
    expresan relaciones constantes entre los hechos).
 3. Deducir consecuencias de las leyes así obtenidas. De este modo, pueden
    hacerse predicciones acerca de futuros hechos, de tal suerte que pueda
    confirmarse si la teoría se ajusta a la realidad.

La inducción sí que nos lleva a obtener conclusiones que amplían conocimiento:
se llega a una ley general, válida para todos los casos, a partir de los casos
particulares que se han observado. Tras constatar n veces que algo sucede de una
determinada manera, nos permitimos generalizar  y dar por sentado que siempre
será así. Sin embargo, por más precauciones que podamos tomar a la hora de
generalizar, algún día podríamos descubrir que nos habíamos equivocado.

Eso le ocurrió al famoso pavo del cuento propuesto por el filósofo Bertrand
Russell:

Alan F. Chalmers, ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, traducción de Eulalia Pérez
Sedeño y Pilar López Máñez, Siglo XXI, 1984, pp. 28-29



He aquí algunas objeciones al método inductivo:

 1. Toda observación depende de una teoría: no existen los hechos puros, es
    decir, «brutos», totalmente «objetivos». Todo hecho incluye alguna
    observación desde una teoría. Si el científico no partiera de una idea
    previa sobre a qué debe prestar atención, la fase de recogida de datos se
    volvería inabordable, pues no tendría ningún criterio para saber qué era
    preciso anotar de todo lo que estaba observando. La investigación científica
    no se origina en una observación neutra, sino que el científico suele
    fijarse en aquellos fenómenos que cree que van a demostrar lo que él intuye
    que ocurre. Así, la observación viene guiada por una idea o teoría previa.

Karl R. Popper, Conjeturas y refutaciones. El desarrollo del conocimiento
científico, traducción de Néstor Míguez, Paidós, Barcelona, 1991, p. 72

2. La generalización carece de justificación lógica: en efecto, es incorrecto
pasar de «algunos X son A» a «todos los X son A«. Si no registramos todos los
hechos, siempre podrá haber alguno que desmienta la generalización. Y registrar
todos los hechos es imposible: tendríamos que esperar hasta el fin del mundo

– El método hipotético-deductivo



Ya desde Galileo, muchos científicos han preferido usar este método, el cual,
sin embargo, tampoco se ve libre de críticas. Los pasos principales son los
siguientes:

 1. Punto de partida: descubrimiento de un problema, y planteamiento preciso del
    mismo. (No se parte, pues, de hechos «puros» sino de hechos «problemáticos»:
    hechos que contradicen una teoría ya aceptada o que no pueden ser explicados
    por ella).
    
 2. Intento de solución mediante la invención de una hipótesis.
 3. Deducción de las consecuencias de la hipótesis (normalmente, predicciones
    empíricas que puedan hacerse con ayuda de la hipótesis).
 4. Contrastación de la hipótesis misma (buscando su compatibilidad con teorías
    ya aceptadas) y de sus consecuencias (confrontándola con datos empíricos,
    que pueden ser observaciones o experimentos). De este modo se pone a prueba
    la hipótesis. Si la contrastación tiene éxito, entonces:
 5. Confirmación (siempre provisional) de la hipótesis, que se convierte
    en ley o teoría.



Este método hipotético-deductivo (cuyo nombre se debe a la importancia
fundamental de los pasos 2 y 3) es bastante complejo: incluye actividades tan
diversas como la observación, la experimentación, la invención de hipótesis, la
deducción racional, etc. Además, plantea numerosas dificultades, especialmente
con respecto a la contrastación.

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ACTIVIDADES PARA EL PORTAFOLIO:

 1. Define las siguientes disciplinas y sitúalas según sean ciencias formales,
    naturales, sociales o no sean ciencias: geología, antropología, geometría,
    botánica, medicina, informática, astrología, meteorología, lingüística,
    dietética, álgebra, ufología, economía.
 2. Señala cuáles de los siguientes razonamientos son inductivos y cuáles son
    deductivos. Justifica tu respuesta.
    a) Todos los mamíferos tienen oído, y por esta razón se concluye que la
    ballena también dispone de oídos.
    b) Los ángulos de un triángulo isósceles suman 180º; los de un triángulo
    escaleno miden lo mismo, al igual que los de un triángulo equilátero. Por
    tanto, los ángulos de todos los triángulos suman 180º.
    
    c) Según la teoría de la selección natural, entre dos organismos
    cualesquiera existe un antepasado común. Esto significa que el ser humano y
    el chimpancé comparten un antepasado común.
    
    d) Los gatos tienen cuatro patas, al igual que los leones, los tigres y los
    pumas. Por tanto, los felinos tienen cuatro patas.
 3. Explica en qué consiste el problema de la inducción y propón algún ejemplo
    extraído de la vida cotidiana que ejemplifique esta cuestión.

--------------------------------------------------------------------------------

3. El optimismo científico y sus límites

La actividad científica trata de producir un conocimiento seguro sobre la
realidad. Pero, ¿qué garantiza su fiabilidad? ¿Realmente es tan fiable como
creemos?


– La cuestión de la demarcación

El problema de la demarcación hace referencia a la discusión acerca de cómo
establecer el criterio que nos permita distinguir qué teorías son científicas y
cuáles no. Mientras que la astronomía se considera una ciencia, no ocurre igual
con la astrología. ¿Por qué? ¿En qué consiste la demarcación entre ciencia y no
ciencia?

«Cuál es la diferencia entre astronomía y astrología», en
https://educacion.uncomo.com/articulo/cual-es-la-diferencia-entre-astronomia-y-astrologia-22766.html

Para resolver esta cuestión hay que considerar el problema de la contrastación.
La contrastación es la puesta a prueba de una hipótesis, confrontándola con los
hechos. Para ello hay que deducir de las hipótesis hechos que sean observables y
comprobar, a continuación, que efectivamente se dan en la realidad. Se han
propuesto dos formas de contrastación: verificacionismo y falsacionismo.

 1. Los llamados filósofos neopositivistas del Círculo de Viena, inspirados en
    el enfoque que propuso Auguste Comte (1798-1857) de la ciencia, defendieron,
    durante el primer tercio del siglo XX, el verificacionismo: una hipótesis se
    considera «verdadera» si los hechos observados en el mundo están de acuerdo
    con los hechos deducidos de la hipótesis. Sin embargo, los neopositivistas
    pronto se dieron cuenta de que no es posible realizar una verificación
    concluyente, es decir, completa, de un enunciado universal (como son las
    hipótesis o las leyes científicas): no es posible comprobar qué pasaría en
    todos los casos en los que la hipótesis científica es de aplicación. Siempre
    cabe la posibilidad de que aparezca un caso que contradiga la hipótesis. Por
    esta razón, el filósofo Rudolf Carnap (1891-1970) concluyó que si bien no se
    puede conseguir nunca la «verificación» completa de una hipótesis, sí se
    puede obtener una confirmación provisional de la misma, considerando ello
    científicamente suficiente.

Eugenio Moya Cantero, La disputa del positivismo en la filosofía contemporánea:
una investigación sobre la política de la verdad, Universidad de Murcia, Murcia,
1998, p. 101

2. Las deficiencias de la verificación condujeron a Karl Raimund Popper
(1902-1994) a sugerir otra forma de contrastación, la falsación: una hipótesis
puede ser admitida (provisionalmente) sólo «mientras» no resulte refutada por
los hechos. Por lo tanto, en la falsación ya no se trata de buscar hechos que
estén de acuerdo con las consecuencias de las hipótesis, sino hechos que estén
en oposición con las mismas.

p. 22 p. 22

El valor científico de una hipótesis radica en su resistencia a la refutación.
No es una buena señal que un científico se esfuerce por demostrar que sus
hipótesis se ven siempre confirmadas; al contrario, debe arriesgarse a que
resulten falsas. Una teoría que no pueda ser refutada por ningún acontecimiento
concebible, no es científica. La irrefutabilidad, al contrario de lo que suele
creerse, no es una virtud de una teoría, sino que es un vicio. Según Popper, las
teorías metafísicas o religiosas no son científicas según este criterio, al no
existir ninguna posible observación que las pudiera refutar.

Lucas Lavado, «Entrevista a Jesús Mosterín. Filosofía y Ciencia en el Siglo XX y
sus proyecciones», en Patio de Letras, Año II, vol. II, N.º 1, 2004, pp. 17-26,
p. 25




– El progreso de la ciencia

Tanto Popper como los miembros del Círculo de Viena mantenían una concepción
optimista de la ciencia, porque entendían que si examinamos la historia de la
ciencia advertimos que las teorías más próximas a nosotros son más verdaderas
que las teorías más antiguas, de modo que podemos afirmar que en la ciencia hay
un progreso en la búsqueda de la verdad.

Karl R. Popper, Conocimiento objetivo. Un enfoque evolucionista, traducción de
Carlos Solís Santos, Tecnos, Madrid, 2001 («Las dos caras del sentido común», p.
63)

En el camino hacia la verdad unas tesis se mantienen mientras que otras van
siendo corregidas y mejoradas, gracias a la contrastación empírica.

La obra de Thomas Samuel Kuhn (1922-1996) La estructura de las revoluciones
científicas cuestionó la idea misma de progreso científico a partir del análisis
de la historia de la ciencia y su concepción de los paradigmas científicos.
Según Kuhn, podemos distinguir diferentes fases en el desarrollo histórico de la
ciencia.

Alan F. Chalmers, ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, traducción de Eulalia Pérez
Sedeño y Pilar López Máñez, Siglo XXI, 1984, p. 128

La ciencia es obra de una comunidad de científicos cuyos componentes aceptan
un paradigma común (es decir, una serie de concepciones teóricas compartidas,
así como una manera común de enfocar e intentar resolver los problemas que se
les presentan). La comunidad de científicos trabaja a partir de ese paradigma,
que conserva como precioso tesoro; las realizaciones científicas que están
dentro del paradigma constituyen la ciencia normal. Imaginemos, pues, una
comunidad científica que trabaja a partir del paradigma común.





Pero, ¿qué ocurre si surgen «anomalías» (problemas irresolubles)? En un
principio, estos son rechazados como irrelevantes, pues se considera que podrán
ser resueltos en un futuro. Pero si las anomalías se multiplican, sobreviene una
«crisis». Entonces, quizá, surge un paradigma rival que entra en conflicto con
el anterior. Si la comunidad científica opta por él, sobreviene una revolución
científica.




 Thomas Kuhn, scientific revolutions, Humanities – Leiden University (2017) –
Minuto 4:00, concepto de «anomalía»



Esto es lo que ocurrió durante siglos con el modelo aristotélico-ptolemaico del
Cosmos, que defendía el geocentrismo. El el período de ciencia normal, todas las
observaciones que contradecían la teoría o bien eran ignoradas o se intentaban
«salvar» añadiendo complejidad al sistema, pero sin tocar la tesis central de
que la Tierra permanecía quieta en el centro. Sin embargo, la acumulación de
anomalías llegó a un punto en el que los científicos comenzaron a sentirse
incómodos con el viejo paradigma, con lo que se abrió el paso a la revolución
científica.

Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, traducción de
Agustín Contín, FCE, Madrid, 2000, p. 149

Ahora bien, según Kuhn los científicos no adoptan un paradigma por cuestiones
exclusivamente objetivas: hay numerosos componentes de fe e irracionalidad.

Alan F. Chalmers, ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, traducción de Eulalia Pérez
Sedeño y Pilar López Máñez, Siglo XXI, 1984, p. 134

También aseguró que los paradigmas son inconmensurables, es decir, la verdad de
una teoría que forma parte de un paradigma científico no se puede valorar desde
las asunciones de otro paradigma.

Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, traducción de
Agustín Contín, FCE, Madrid, 2000, p. 166

La propiedad de la inconmensurabilidad ponía en cuestión el propio progreso
científico: para Kuhn la historia de la ciencia no conduce a teorías más
próximas a la verdad. No hay progreso científico en sentido estricto, sino
«revolución». Las tesis de Kuhn supondrán un punto de inflexión en la filosofía
de la ciencia contemporánea.




Thomas Kuhn, incommensurability and progress, Humanities – Leiden University
(2017) – Minuto 4:45, concepto de «inconmensurabilidad»



– Los límites de la ciencia

Se debe al llamado positivismo del siglo XIX -especialmente a Auguste Comte
(1798-1857)- la difusión de algunas ideas que tuvieron una amplia acogida
social:

 1. La confianza absoluta en el progreso indefinido de la Humanidad;
 2. La afirmación de que la ciencia nos ofrece una imagen exacta del Universo;
 3. La necesidad de que la ciencia se convierta en la única forma del
    conocimiento (lo cual supondría el «fin de la filosofía»);
 4. La esperanza de que la ciencia aportará la felicidad a la humanidad y el fin
    de todos los problemas sociales e individuales.

Esta concepción de la ciencia recibe el nombre de cientismo (o cientifismo). La
concepción actual de la ciencia es mucho más modesta y no acepta, prácticamente,
ninguna de las pretensiones del positivismo decimonónico. Quizá no sea prudente
esperar de la ciencia mucho más de lo que ella puede darnos. Es claro que la
ciencia y la tecnología están determinando un enorme avance de la Humanidad;
pero una confianza excesiva depositada en ellas implica, tal vez, enormes
riesgos. Por ejemplo: no todo lo que se puede hacer tecnológicamente se debe
moralmente hacer. Al conocimiento científico no le corresponde resolver algunos
de los más graves problemas que tenemos delante: la elección de los fines de
nuestras acciones (para qué hacemos lo que hacemos), la determinación de
nuestros valores morales (qué debemos hacer), el sentido de nuestra existencia
(para qué o por qué estamos aquí), etc. Por esa razón, junto al conocimiento
científico necesitamos, sin duda, reflexión ética y filosófica en general.

En el próximo tema/vídeo vamos a continuar hablando de estos temas, vamos a
seguir reflexionando acerca de nosotros, de la realidad, de lo que podemos
conocer acerca de ella… ¡No os lo perdáis!

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CUESTIONES PARA REPASAR LOS CONTENIDOS

 1. ¿Cuáles han sido las distintas concepciones acerca de la ciencia habidas
    desde su surgimiento en la Grecia antigua?
 2. ¿Cómo podemos clasificar actualmente las distintas ciencias existentes?
 3. ¿En qué consisten los distintos componentes de la ciencia, tales como los
    conceptos, las leyes y las teorías?
 4. ¿En qué consisten la deducción y la inducción? ¿Qué problemas plantea la
    inducción como método para alcanzar verdades científicas?
 5. ¿En qué consiste el método hipotético- deductivo? ¿De qué pasos consta?
 6. ¿En qué consisten las dos formas principales de contrastación de las teorías
    científicas que se han propuesto, esto es, en qué consisten la verificación
    y la falsación?
 7. ¿Qué opina el filósofo Thomas S. Kuhn acerca del progreso de la ciencia?
 8. ¿Es suficiente la ciencia para resolver todos nuestros problemas e
    inquietudes?

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  Great Ideas of Philosophy: Philosophy of Science







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