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Opinión

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Viernes, 29 de abril de 2022
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Opinión|No responder correos electrónicos no habla bien de ti ni de tu
productividad

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Opinión

Comentario


NO RESPONDER CORREOS ELECTRÓNICOS NO HABLA BIEN DE TI NI DE TU PRODUCTIVIDAD

Por Adam Grant

 * 19 de febrero de 2019

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Credit...Pete Gamlen


Siento mucho no haberte saludado ni haberte visto a los ojos ni haber
reaccionado a tu presencia cuando me saludaste en el pasillo el otro día. No es
nada personal. Es que últimamente demasiadas personas intentan saludarme, así
que no puedo responderles a todas.

¿A poco no suena ridículo? No te atreverías a desairar por completo a algún
colega que te hace la plática. Pero es justo lo que haces cuando ignoras un
correo electrónico personal: desdén digital.

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Nadie niega que todos estamos abrumados por la cantidad de correos que
recibimos. Según una encuesta reciente, el buzón de entrada del estadounidense
promedio tiene 199 mensajes sin leer. Pero no podemos escudarnos detrás de la
excusa de que recibimos demasiados correos como para no responder. Ignorar los
correos es una descortesía total.



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Decir: “Estoy muy ocupado para responder tu correo” en realidad significa: “Tu
correo no es una prioridad para mí por ahora”. Es una justificación popular para
olvidarte de tu buzón: está lleno de las prioridades de otros. No obstante, cada
vez hay más evidencia de que, si te interesa hacer bien tu trabajo, tu buzón
debería ser una de tus prioridades.

Investigadores que recopilaron una base de datos sobre los hábitos digitales de
los equipos de Microsoft descubrieron que la señal más clara sobre la
ineficiencia de un gerente era su tardanza para responder correos electrónicos.
Responder con rapidez demuestra que eres meticuloso (organizado, confiable y
trabajador), y claro que eso es importante. En un análisis de personas en
cientos de ocupaciones, la diligencia fue identificada como el rasgo de la
personalidad más útil para predecir el desempeño laboral (resulta que quienes
son descorteses en línea por lo regular también lo son en persona).

 * Thanks for reading The Times.

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Tampoco quiero decir que debas responder todos los correos que recibas. Tu
cerebro no está ahí solo para provecho del resto de los mortales. Si quienes
envían correos no tienen la consideración de hacer su tarea y en el correo te
hacen preguntas que ni siquiera te competen, tú no debes hacer la tarea por
ellos.

¿Cómo puedes saber si un correo que recibiste (o lo que es más importante, uno
que piensas escribir) no merece respuesta? Enviar un correo inapropiado
demuestra la misma descortesía que ignorar un correo respetuoso.

Yo aplico unas cuantas reglas generales. No hay ninguna obligación de
responderles a desconocidos que te piden compartir su contenido en las redes
sociales, ponerlos en contacto con tus colegas más famosos, pasar horas dándoles
consejos sobre alguna de sus creaciones o “hablar por teléfono en la tarde”. Si
alguien que apenas conoces te envía diez correos al mes, siempre para pedirte
algo, puedes ignorar esos correos sin ningún cargo de conciencia.



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De hecho, la última vez que cometí el error de admitir en este periódico que mi
filosofía es siempre responder los correos electrónicos, me bombardearon con
mensajes. Un lector incluso escribió: “Solo quería ponerte a prueba, para ver si
es verdad”. Así que, en esta ocasión, debo aclarar: este artículo no es una
especie de comentario personal enviado a sus buzones, así que no necesito una
respuesta personal en el mío.

Todos necesitamos establecer límites. Nadie debe sentirse obligado a responder
listas interminables de correos fuera de su horario de trabajo (por eso algunas
empresas establecen políticas según las cuales nadie debe revisar correos por
las noches ni durante los fines de semana). La estrategia de algunos de mis
conocidos es informarles a sus colegas que solo están disponibles por correo
entre nueve y diez de la mañana o entre dos y tres de la tarde. Si no se trata
de una emergencia, nadie debe esperar que respondas de inmediato.


> UNA RESPUESTA, POR MÁS BREVE QUE SEA, MUESTRA MÁS CORTESÍA Y PROFESIONALISMO
> QUE EL SILENCIO.

Invertir varias horas al día en responder correos puede impedirte terminar otros
asuntos pendientes. Un estudio reciente muestra que durante los días que los
gerentes reciben muchas solicitudes por correo, avanzan menos en sus metas y son
menos proactivos para comunicar su visión y establecer expectativas.

Sin embargo, el mismo estudio revela que la carga de correos tiene ese efecto
solo si contestarlos no es una parte central del trabajo. Y hay que reconocerlo:
en nuestra era el correo electrónico es un elemento central en la mayoría de los
empleos. En realidad, lo que debemos hacer es pensar muy bien un correo
electrónico antes de enviarlo dado que de ese modo sí nos sentiremos mal si
ignoramos los que recibimos.

Independientemente de los límites que establezcas, tampoco ignores por completo
tu buzón. Si te niegas a responder todos tus correos hoy en día eres como
alguien que no contestaba el teléfono en los años noventa o que no leía cartas
en los cincuenta. Los correos electrónicos no son objetos acumulados por toda tu
casa y tú no eres Marie Kondo. ¡Solo digo!

Tu buzón no es tan solo una lista de las tareas que otros deben realizar. Es un
medio para que otros te ayuden a hacer tu trabajo. Te permite hacer preguntas
con solo teclear unas palabras en vez de pasar todo el día pegado al teléfono, y
es vital para conseguir información que no puedes encontrar con facilidad en una
búsqueda de Google.



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“En mi buzón están las prioridades de otros” es una frase molesta para mí como
científico social, pero también como ser humano. Tus prioridades deberían
incluir a otras personas y sus prioridades. Dedicar algún tiempo a las personas
que tienen la atención de comunicarse contigo es cortesía básica.

No se trata solo de hacer a los demás lo que quieres que hagan contigo. Despejar
tu correo puede mejorar tu propia productividad. Gracias a una serie de
experimentos, se demostró que cuando nos retrasamos en alguna tarea, la
terminamos más rápido si estamos ocupados en general, porque tenemos claro que
necesitamos aprovechar el tiempo de manera eficaz. En mi caso, por ser escritor,
me gusta comenzar la mañana respondiendo algunos correos porque me ayuda a
entrar en un ritmo productivo de trabajo serio. Si crees que tienes demasiados
correos electrónicos, quizá en realidad no tengas suficientes.

Todos hemos olvidado en alguna ocasión responder un correo. Pero si siempre
estás “demasiado ocupado” para responder los correos legítimos, entonces tus
procesos son problemáticos: les estás diciendo a los demás que eres
desorganizado o que nada más no te importa.

Si no tienes ninguna esperanza de ponerte al día con tu buzón, por lo menos
configura una respuesta automática para ofrecer otro medio de contacto. No
importa si es un canal de Slack, Twitter, un número telefónico, notas
autoadhesivas o una paloma mensajera.

Recuerda que una respuesta, por más breve que sea, muestra más cortesía y
profesionalismo que el silencio. Si tienes demasiadas cosas que hacer, dilo con
franqueza: “No puedo atender este pendiente por el momento”. Si no es tu
especialidad, dilo: “Lo siento, pero no domino el tema”. Sobre todo, si quieres
decir no, por lo menos di “No”.

Todos podemos aprender algo del escritor E. B. White, quien, en respuesta a una
carta de 1956 en la que le pedían integrarse a un comité, respondió con dos
oraciones breves. La primera: gracias por la invitación. La segunda: “No puedo
aceptarla por motivos secretos”.







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